jueves, 10 de marzo de 2016

Soledad



Poned atención: un corazón solitario no es un corazón.            

Antonio Machado.   

        


Soledad.

Me dejas fría, maldita.

Punzante, me muerdes.

A quemarropa,

te adhieres a mis sentidos por no sentirte sola.

Y como la mirada de Medusa,

en piedra me conviertes.



Me arrancas las ganas de todo.

Duelo entre pesadilla y realidad.

Y yo, garabato de lo que un día fui,



pues si no recuerdo mal, un día fui,



hoy no soy capaz de hacer oídos sordos al silencio.

A tu llamada, soledad,

banda sonora de mis días.


Sórdida estrategia de un destino

Que no me mira de frente, pero tampoco titubea.

Y entre sombras, me susurra cuentos al oído.

Me alumbras y me desvelas.



Disparate que se recrea en la historia de una historia

Que hace tiempo que carece de altibajos,

De sustos, de montaña rusa.

De risas nerviosas, de cosquilleos.

De la impaciencia.

De la ausencia y del anhelo

de las tardes de paseo,

de miradas sin censuras.



He cerrado los ojos, y te he sentido aquí,

tan cercana,

Que he creído rozarte.

En carne viva. En rojo sangre.

Incandescente.



En silencio, moribunda,

Carcomida por la añoranza

Del cariño de un guiño de ojo desprevenido,

De un murmuro acompasado,

De un suspiro vestido de sonrisa.



Melancólica, previsible, inevitable,

poco a poco

desvanezco entre tus brazos, soledad…


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