viernes, 11 de marzo de 2016

No perdono


Sin adornos ni rimas, hablo del 11-M, y lo primero que se me ocurre decir es que no perdono.

No perdono a la devastación. No perdono a la masacre. No perdono a la angustia alojada entre pecho y espalda de quien vivió en primera fila el desastre. No perdono al pánico que zarandeo a aquellos que, por un instante, miraron a la muerte de frente… Ese instante que debió eternizarse…

No perdono a la sensación de vacío irremediable por la pérdida de un ser querido. No perdono la bomba que truncó el ajetreado vaivén de quien no pudo saber lo que ocurriría. No perdono al estruendo que ensordeció a quien pasó por Atocha. No perdono a la crueldad. No perdono a la locura que se sirve de explosivos para hacerse notar.

No perdono al que asesina en nombre de ningún Dios. No perdono a las almas empobrecidas, ni a las mentes desquiciadas. No perdono a los que provocaron tanta congoja injustificada. No perdono a quien se alimenta del miedo, ni tampoco perdono al miedo. No perdono al sadismo, ruin y desgraciado. No perdono a los malvados. No perdono al terrorismo.

No perdono. No tolero. No comprendo.

Y si, entre tanta desdicha, he de aplaudir, aplaudo a la sensatez de quien se impone ante la barbarie. Aplaudo a familiares y amigos que, casi a diario, se secan la lágrima de la mejilla y sacan una sonrisa del hueco que les dejó un atentado. Aplaudo a quien, con cierto temor, saca un billete, vuelve al andén y realiza su trayecto. Aplaudo a quien miró por la ventanilla, quien tuvo la oportunidad de hacerlo, y se imaginó como el mundo seguiría su curso fuera de aquel tren. Aplaudo al que se aferró a la vida a pesar de verla escapársele entre los dedos. Aplaudo al que, herido, intentó levantarse del suelo y no pudo. Aplaudo también al que no entendió del todo bien lo que ocurría. Y al que no tuvo un segundo para pensarlo.

Han pasado 12 años desde que la maquinaria chilló. La sangre corrió. La gente se agolpó. Algunos corazones dejaron de latir. Otros sólo se encogieron. El cielo se vistió de luto y una parte de todos nosotros se fue con ellos. 

Por las víctimas y su memoria, por favor, no olvidemos.

Ni hoy ni nunca.


DEP.

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