Nunca nos
dijeron qué fácil podría resultarnos olvidar el viaje que realmente siempre
quisimos hacer por miedo a bajarnos en la parada equivocada. Por no saber dar
marcha atrás, agarrar la mochila, y acudir a la taquilla a por un nuevo ticket.
A veces
ocurre que por pensar en un único rumbo, pasaremos por alto mil
paisajes que
observar desde cualquier ventanilla. Y que cualquier asiento puede
ser el adecuado
para disfrutar del viaje.
Nunca nos
hablaron del cosquilleo de no saber dónde pararán nuestros huesos. De
cuántos
amores despediremos en cada puerto. De cuántos trenes serán testigo de
una
conversación inesperada, de una mirada de reojo, de una nueva canción o de
una
sonrisa que se escape sin pedir permiso al revisor. En algún momento de
nuestra
vida querremos aferrarnos a un trayecto con tanta fuerza, que nos temblarán
las
piernas de tan sólo pensar en saltarnos alguna parada. Pero llegará el día en
que
si uno salta, el otro no tendrá por qué seguirlo.
Nunca nos
explicaron que viajar con el macuto medio vacío hará nuestros pasos
más firmes.
Y que lo mejor del camino será ir llenándolo de momentos, ya sean
amables,
peliagudos, fugaces o infinitos. Que podremos aprovechar cada parada
para
deshacernos de un pedacito de tristeza. Y retomar el vuelo. Y cosernos las alas
si se nos rompen. Pero nunca desandar el camino. Porque nunca nos dijeron que
es
preferible ser veleta que se deja acariciar por el viento, a piedra en el
camino. Sólo
de nosotros depende sacar un billete de ida sin vuelta, pues el
punto de no retorno
puede llegar a ser el lugar más bello que visitar.
Nos dijeron
que el tren sólo pasa una vez, pero no nos dijeron en qué estación
cogerlo…
Pero hoy te
vengo a decir que el punto de salida puede empezar en
cualquier
andén, y también puede que sea mejor dejar al tren proseguir su marcha
en vez
de correr tras él, aunque por ello tengamos que soltarnos de la mano. Que
aunque nunca nos lo enseñaron, a veces perder el tren puede acercarnos a
nuestro
verdadero destino.
Y que si nos
limitamos a viajar a un sólo lugar, tan sólo viviremos a medias.