Escuchar la última llamada al
tren,
maleta en mano, llena de ilusiones
que son bocetos
y dejarlo marchar,
eso es la vida también.
Es echar el freno,
es no bañarse en el mar un mes de
invierno.
Fue la vida verte marchar a pie y
no seguirte.
Es imaginarse un final feliz
y no correr hasta la estación,
rosa en mano
y se encoje el corazón.
Fue querer pedirte que te
quedaras y no hacerlo,
fue miedo a que no quisieras
quedarte.
No ser de dar besos pero,
llegado el momento,
que se nos queden tantos en la
boca,
que nos amarguen,
que rabien,
eso también puede ser la vida.
Querer besar a destiempo,
no saber querer a pecho abierto,
sólo mirar a los ojos en sueños
y soñar despierto sin poder alzar
el vuelo.
Fue no morir matando,
abandonar y retirarme a tiempo,
será cierto que una retirada a tiempo es una victoria
pero sin saber decirte adiós.