miércoles, 3 de febrero de 2016

El mentiroso


Y llegado ese momento maravilloso en que ya no te importa, porque caes en la cuenta de que de nada vale que te importe, realmente vale la pena fingir, porque al final, al tocar fondo (cuando no se puede tocar más fondo), el mentiroso se cree su propia mentira.

Y qué feliz se vive cuando, envuelto en tu cálida mentira, complaciente, nada importa...


Cuando, al acostarte, imaginas que sólo puede pensar en ti... crees volar sin alas. Los pies ya no te son suficiente. Y no te importa no llevar paracaídas. Kamikaze de los cielos...

Sólo tú sabes atusarle el pelo. Esa risa transparente que sólo tú sabes sacarle. Improvisada y desmedida. Tan suya.

El orgullo le puede, y por eso no hay respuesta. Pero sabes que te quiere¿Cómo, después de tanto recorrido (y tantas piedras), no iba a hacerlo? Tantas noches imperfectas. Pero vuestras. 

Tanto bueno, tanto antojo, tanto enojo... Tanto duelo desmedido. Tanta piedra en el camino...

Un día más. Un día menos.
Y amanece. Sin noticias.

Quizás aún estés dormida.


Y la mentira continua... 






No hay comentarios:

Publicar un comentario